Nuestra labor de padres es ser la guía para que nuestros hijos aprendan de sus errores.
Se requiere valor para vivir, valor para intentar, valor para tropezar y levantarse y volverlo a intentar.
Un niño sobreprotegido no acepta un “no” por respuesta, porque siempre ha obtenido lo que ha querido.
Parte del proceso de formación de un niño o adolescente es enseñarle a correr riesgos.
Busca la paz; no nada más arreglar el problema, sino verdaderamente “buscar la paz”.
Aprender a estar en paz es una habilidad importante con la que cada niño o niña debe contar en su proceso de formación.
Ningún niño debe humillarse o resignarse a ser faltado en su respeto, pero puede gestionar el conflicto sin caer en lo mismo que le está afectando.
Un niño debe entender que la confrontación es la peor forma de arreglar diferencias.
Enseñar a tus hijos a encontrar lo bueno, en medio de todas las cosas que ocurren, es quizá una de las mayores fortalezas que les puedes brindar.
Cuidemos mucho nuestros comentarios desalentadores frente a nuestros hijos.
La depresión, la tristeza y el aburrimiento son emociones que literalmente nos restan cualquier rastro de energía.
La esperanza puede ser el motor más grande que te dé la fuerza para lograr tus metas y ser tenaz.