Estamos acostumbrados a utilizar “máscaras” ante los demás. El problema es cuando los demás ya no saben con quién tratan.
Una persona es confiable porque cuando le pides opinión lo que obtienes es su verdadero punto de vista.
Si tienes algo que decir, dilo de manera directa, de frente y asumiendo las consecuencias de tus observaciones.
Equivocadamente puedes pensar que se pueden conseguir muchas cosas si careces de honestidad.
Para los niños no existen mentiras “piadosas” o mentiras “necesarias” a las que a veces tenemos que recurrir los adultos.
Es muy sencillo amar a una persona que respeta; por el contrario, cuesta mucho trabajo querer a una persona agresiva.
Evitemos colocar a los niños y niñas en situaciones de emociones negativas contrarias al amor.
Debemos cuidar la paz y ser capaces de enseñarles a nuestros hijos a estar en paz.
Enseñar a perdonar a un niño no significa que no se defienda.
No puedes evitar las cosas malas que van a pasar a tus hijos, pero sí puedes enseñarles a buscar el sentido positivo que todo puede tener.
Enseñar a tener esperanza a tu hijo o hija es enseñarle todas las razones de cómo SÍ, en lugar de quedarse con el primer NO rotundo.
La tolerancia a la frustración es algo que cualquier niño o niña debe experimentar y sobrellevar.